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domingo, 20 de noviembre de 2011

Ley de dependencia, baremo, copago y.......

Hoy ya es día 20, dentro de unas horas votaremos un nuevo gobierno. He estado mirando los programas electorales en materia de dependencia esperando que algún partido me sorprenda pero no he encontrado más que vaguedades. Ninguno de ellos sabe qué hacer. La ley de Dependencia era necesaria, nadie va a renunciar a su aplicación pero casi todo el mundo está de acuerdo que hay que reformarla. Por un lado como profesional de un centro no me gusta nada el baremo que se emplea, se hizo para medir la dependencia de personas que vivían en sus domicilios pero se aplica a diario a personas institucionalizadas y se pervierte. Para qué hablar de los ancianos dependientes con enfermedades mentales incipientes. Se pregunta si son capaces de vestirse y claro que se visten pero después de que alguien supervise correctamente sus prendas, el valorador pone entonces que precisa ayuda y la verdad es que es un dependiente total. Si lo que se pretende medir es la ayuda que precisan en tiempo, es mucho mayor que la de alguien a quien vistes totalmente, eso no cuenta. Hablemos de los dependientes con sondas vesicales o anasogástricas, el baremo considera que por tenerlas necesitan menos tiempo de ayuda y en consecuencia su prestación es más baja económicamente. Pues bien estas personas necesitan un tiempo y un cuidado mayor, hay que darles el alimento de una manera mucho más pautada profesionalmente, hay que limpiarles las sondas, hay que vigilar que no se las arranquen pero para la ley de dependencia nunca son dependientes totales. Estos son algunos pequeños apuntes de la perversión del baremo. Si todo esto no bastara el tema de la valoración económica es un tema de descontento general. Una gran mayoría no está de acuerdo en que se pague por cuidar a los dependientes en sus casas de la manera que se está haciendo en estos momentos pero nadie le pone el cascabel al gato. El sistema de copago no está funcionando correctamente, no es justo ni adecuado. No paga el que más tiene ni recibe más el que más necesita. Pasado mañana es más que probable que amanezcamos con un nuevo gobierno que por razones económicas, entre otras, va a revisar la sostenibilidad de la ley, sólo espero que lo haga con justicia y equidad.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Inspecciones en los centros

Hoy he ido a entregar la documentación que me había requerido la Gerencia de Servicios Sociales de nuestra provincia en su inspección anual. Confieso que me he enfurruñado fotocopiando documentos que son iguales que el año pasado e incluso lo he comentado con ellos. Todos los años nos hacen una visita, ven el centro y posteriormente nos piden la documentación que ellos consideran oportuna. Siempre ha sido así, al menos los años que llevo en este Centro. Comento este tema porque no acierto a comprender cómo es posible que hace unos meses se tuviera que cerrar una casa-vivienda en la provincia cuando un familiar denunció irregularidades, y al menos en la prensa, se leyera que no se había inspeccionado en dos años.
Pero si esto no bastara, me causa mayor asombro leer las condiciones en las que estaban los ancianos que allí vivían: residentes durmiendo en sofás, solos por la noche, faltos de higiene, con una avería que impedía tener agua corriente en alguna zona y ocupando el doble de plazas que tenía la casa. Yo me pregunto: ¿Cuánto tiempo han estado en ese estado? ¿no veían esto todos los familiares?, cuando ingresaban ¿no se les enseñaba la habitación y el centro? ¿No iban a visitarlos sus familias?
No he leído nada del precio que se les cobraba por vivir en esas condiciones pero puedo sospechar que debería ser bastante más bajo que en otros centros y que esta pudiera ser la razón de ese silencio por parte de los familiares. ¿No se preguntó nadie, si era más barato, cuál era la razón? ¿o es más cómodo y barato cerrar los ojos? La fiscalía ha actuado pero no solo debería hacerlo contra los responsables del centro, sino contra los familiares que han permitido que sus mayores estén allí.

sábado, 15 de octubre de 2011

Calidez

Hoy me han recordado que hace mucho que no escribía, no es por falta de argumentos. Como mi trayecto al trabajo es largo me da tiempo a pensar en cantidad de cosas que me gustaría comentar, algunas veces no lo hago intencionadamente, he aprendido con el paso de los años que se piensa mejor en frío que en caliente y dejo pasar momentos en los que me lanzaría con cosas que me sublevan. Hace unos días asistí al Congreso Nacional de Geriatría y Gerontología, siempre se aprenden cosas y se intercambian opiniones con otros profesionales. La verdad es que al contrario que hace un tiempo en los que me sentía como una pulga en un circo creo que las pequeñas residencias son muy importantes y que nuestra labor debería ser más contemplada y apoyada por organizaciones de profesionales que hablan siempre de macro proyectos y que casi consideran nuestro trabajo como algo a extinguir. Envidio sanamente los medios que tienen algunos centros pero sin embargo cuando los visito no veo mucha diferencia entre las personas mayores que están institucionalizadas con las que yo atiendo diariamente. Sinceramente creo que nosotros tenemos con ellos una cercanía mucho mayor y sin olvidar nuestro componente profesional se sienten más como en una casa grande que en una residencia. Personalmente les dedico mucho tiempo de mi jornada laboral, las puertas de mi despacho siempre permanecen abiertas, hay mañanas que entre unos y otros no hago otra cosa que escucharles con sus cosas. Las auxiliares les conocen perfectamente a todos, a sus familias, saben en todo momento su estado y situación y detectan cualquier cambio inmediatamente. Lloran y ríen con ellos. No tenemos lujos, ni medios sofisticados, somos profesionales pero tenemos algo muy importante que se llama calidez, algo que no se puede medir ni cuantificar pero que es vital cuando se trata de cuidar personas.

sábado, 17 de septiembre de 2011

Compitiendo

Hoy ha sido un día especial, hemos acudido a unas Olimpiadas para Residencias de Personas Mayores. Tengo que reconocer que cuando nos invitaron no tuve mucha fé en poder asistir con nuestros residentes. La mayoría de ellos son personas muy dependientes y los que iban a poder asistir normalmente son poco receptivos a cualquier evento que modifique su rutina, teníamos que desplazarlos 60 kilómetros, en principio el panorama no era muy alentador. Pedí la colaboración al fisioterapeuta que desde el primer momento se implicó, entrenó con los que a medias dijeron que irían, confeccionó el cartel que íbamos a llevar y hoy ha estado toda la mañana animándoles y ocupándose de ellos. También pedí a dos auxiliares que fueran con ellos para atenderles y del mismo modo que el fisioterapeuta han colaborado en todo, su actitud ha sido extraordinariamente positiva. Me siento muy orgullosa del equipo profesional del que formo parte.
Hemos llevado a seis residentes todas mujeres, dos de ellas han cumplido ya los 90 años, han pasado un día estupendo, hemos ganado dos pruebas, nos han ganado en otras muchas, pero lo importante es lo bien que se han sentido ellas. Habrá mucha gente que piense que no merece la pena organizar este tipo de actos para personas que apenas salen de los Centros, pero en días como hoy los profesionales nos damos cuenta que esta es una de las mejores medicinas que muchas veces podemos dar a nuestros mayores. Algunas de las residentes que hoy han ido se pasan el día dormitando, son depresivas y en muchas ocasiones lloran sin saber el motivo. Hoy ninguna de ellas ha cerrado los ojos, sonreían y estaban felices de haber participado. El año que viene vamos a ser los anfitriones de las Olimpiadas y mi meta va a ser que participen muchos más residentes y se impliquen en la organización, tendremos que trabajar mucho con ellos pero viendo los resultados del día de hoy va a merecer la pena.

miércoles, 13 de julio de 2011

La confianza de la familia

Hace unos días nos dejó P. Había llegado a nuestro centro en octubre del año pasado, venía con un diagnóstico confuso de Alzheimer que resultó ser una demencia con cuerpos de Lewy, una enfermedad degenerativa y progresiva que comparte algunos síntomas con otras enfermedades y que incluso se superpone con alguna de ellas como el Alzheimer y el Parkinson. Estas personas presentan alteraciones de la conducta y de la memoria semejantes a los que se observan en el Alzheimer y síntomas motores que están presentes en el Parkinson. También presentan alucinaciones visuales muy intensas, tienen una esperanza de vida entre 5 y 7 años y el avance de la enfermedad es implacable, no presenta una sucesión de etapas.
Es alentador y me llena de orgullo ver como el personal va adquiriendo experiencia profesional y detectando inmediatamente las distintas enfermedades y diferencias de nuestros residentes. Cuando llegó P. las gerocultoras siempre señalaron que era una señora que no presentaba un Alzheimer común, nos llamaba a cada una de nosotras por nuestro nombre, sabía incluso nuestra función en el centro, reconocía a su familia, nunca perdió esas facultades.
Pero si por algo ha sido especial P. ha sido por la tranquilidad y serenidad con las que la hemos podido cuidar. Su familia, en concreto su marido y sus dos hijos, siempre confiaron en nosotros, sin reservas, y esa actitud nos ha generado un clima de confianza muy positivo para todos, para ellos como familia y para nosotros como cuidadores. Desde aquí les doy las gracias en nombre del Centro por habernos permitido cuidar de ella de ese modo.

martes, 24 de mayo de 2011

Otra forma de afrontar la vejez

He visto esta mañana en televisión una pequeña tertulia y reportaje en torno a la iniciativa de un grupo de personas con edades en torno a los 70 años de crear una cooperativa de viviendas adaptadas autogestionadas por ellos. Un proyecto sobre el papel utópico y maravilloso. Sin embargo me surgen bastantes interrogantes en torno a su viabilidad tal como lo plantean ellos. Creo que este tipo de forma de vida es muy positivo y alentador, sin embargo deben estar de alguna manera integrados en un centro residencial. No se trata de que sean parte de un centro geriátrico sino que de alguna manera las personas que viven en estas viviendas puedan en un momento determinado recibir una atención especializada si su situación les convierte en dependientes. ¿Qué ocurre si cualquiera de ellos de un día para otro ve mermadas sus capacidades físicas o mentales de una manera drástica? Las soluciones tienen que ser prácticas y rápidas. Hace tiempo oí hablar de unas viviendas en la costa granadina que dependían de una federación, cuando las personas dejaban de poder atenderse por sí mismas pasaban a un centro residencial de la misma federación. Construir estas viviendas como otro servicio más de un centro sería la solución, entendiendo que fueran totalmente independientes del funcionamiento del mismo pero que al mismo tiempo permitieran el uso de sus recursos cuando fueran necesarios. He oído en el programa también la opinión de una geriatra, una profesional a la que conozco y con la que he trabajado en un proyecto de calidad en centros residenciales y que pedía que estas iniciativas tuvieran la colaboración de médicos especialistas en geriatría. No estoy del todo de acuerdo. Creo que donde es imprescindible y urgente que estos especialistas estén presentes es en cada hospital de nuestro país, creo necesaria la creación inmediata de unidades geriátricas en cada ciudad pero no que estas viviendas deban contar especificamente con geriatras. Al fin y al cabo se trata de vivir el mayor tiempo posible de una manera normal e independiente.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Compañerismo en los centros

Una de las peculiaridades de este trabajo es el porcentaje de mujeres trabajando que hay en los centros, en nuestro caso es del 87,5% y es difícil bajar de esa cifra.
El compañerismo en el entorno laboral, es uno de los factores para evitar el estrés. Según los expertos un factor protector ante el mismo, es el desarrollo de las habilidades de comunicación con los compañeros de trabajo, es decir, lo que llamamos "compañerismo" dentro de una empresa.
Crear intrigas genera un clima laboral muy hostil. Siento tener que tirar piedras sobre mi propio tejado pero no se puede negar que las mujeres cuando nos lo proponemos ganamos el título máximo de instigadoras sin esforzarnos demasiado.
Estoy convencida que algunas veces es la propia pobreza de vida de algunas personas la que hace que necesiten constantemente un problema, un conflicto. Otras veces es la baja autoestima personal, el entrar en una competitividad que nadie exige ni quiere. Es muy difícil hacer ver a algunas trabajadoras que este trabajo, como otros muchos, es un trabajo en equipo donde todo el mundo tiene importancia. Si una pieza del equipo no va bien todo se resiente.
No hay método eficaz para evitar “los malos rollos”, hay gente que no puede vivir sin ellos.
Si una trabajadora es competente, responsable, sincera y tenaz nunca logrará que sus compañeras la quieran, pero sí que la respeten y escuchen cuando opine o dé su consejo sobre algún tema laboral, que al fin y al cabo es de lo que se trata.

viernes, 15 de abril de 2011

Compartiendo

Desde hace un tiempo un grupo de directores de mi ciudad decidimos reunirnos de manera informal en torno a una comida, cuando nuestras obligaciones nos lo permiten, para compartir impresiones, aprender unos de otros y en definitiva no sentirnos aislados en nuestra función. Tengo que reconocer que cada vez que lo hacemos, al menos yo, me siento reforzada sacando siempre algo positivo. Somos diferentes en nuestros planteamientos, nuestra estructura empresarial, no nos sentimos como competidores, nos ayudamos, e incluso cuando es necesario derivamos residentes de unos centros a otros. Tenemos presente siempre lo que nos une: los mayores. Es muy alentador compartir problemas que en algún momento nos parecen a cada uno de nosotros como únicos e irresolubles, para constatar que a tu compañero también le ocurrió lo mismo y observar las distintas soluciones que cada uno dio. Siempre he creído que nuestro trabajo se basa en la realidad cotidiana, no existen leyes generales ni grandes teorías que puedan guiarlo, es un trabajo individualizado en cada persona y en cada situación y nuestra misión principal es encontrar ese camino personal y único de cada uno de nuestros mayores para proporcionarles una buena calidad de vida. No es fácil la tarea, es un equilibrio entre los cuidados profesionales con todo lo que ello implica y la convivencia diaria y rutinaria de cualquier persona, intentando respetar sus particularidades. Los resultados no son siempre gratificantes, hay mayores que nunca aceptarán el hecho de verse en un Centro y hay familiares que siempre se culpabilizaran por ello.

jueves, 7 de abril de 2011

Subida de sueldos

Acaba de salir la sentencia de la Audiencia Nacional fallando a favor de los sindicatos y determinando que los salarios de los empleados de residencias que se rijan por el V Convenio Marco Estatal tienen que ser subidos un 5% con efectos de enero de 2011.
Reconozco que tengo sentimientos encontrados en torno a este tema. Por un lado como directora y conocedora de los gastos e ingresos de un centro, veo que el año pasado no fue un año bueno. Nosotros tuvimos unos meses de ingresos muy justos, fallecieron varios residentes en un corto período de tiempo coincidiendo con las medidas de ajuste económico del Gobierno y nos costó volver a tener las plazas ocupadas. Muchas familias optaron por cuidar a los mayores en sus domicilios cobrando la prestación económica correspondiente y esto que era una excepción dentro de la ley de dependencia se convirtió en una norma. Se dispararon los precios de los combustibles y de la alimentación y el IVA como todo el mundo sabe también subió. Hace poco un compañero de otro centro me comentaba que la mayoría de las residencias estaban al 80% de su ocupación.
Pero por otro lado, como empleada a la que le afecta este tema en su economía familiar, no puedo dejar de pensar que es un trabajo que no está lo suficientemente pagado. Reconozco que soy afortunada porque la empresa para la que trabajo revierte sus escasos beneficios en el propio centro o en otros fines de interés social, sus precios están muy ajustados al coste del servicio. Aún así esto no impide que piense que deberíamos cobrar más y que las personas que desarrollan mejor su trabajo deberían ser recompensadas económicamente.
Por último constato lo que todo el mundo ve: cuando a las empresas les va bien y tienen superávit no se acuerdan de los asalariados ni comparten con ellos las “vacas gordas", eso no viene ni vendrá nunca en el Convenio.

viernes, 11 de marzo de 2011

Construcción de centros para personas mayores

Anoche un lector me recordó el tema de la estructura física de las residencias y centros para mayores. Generalmente los arquitectos hacen proyectos basados en muchos factores que no son casi nunca en función de criterios ergonómicos aunque cumplan las normativas oportunas. Es muy habitual que no se tengan en cuenta aspectos puramente básicos y prácticos. De nada sirve que una habitación tenga las medidas exigibles si a la hora de la verdad las personas que trabajan el día a día se encuentran con falta de espacio real para poder manejar una grúa dentro de la habitación. Se tropiezan con la cama, le dan al armario, rozan la pared, etc. Los constructores junto con los arquitectos cuando comienzan un proyecto barajan criterios económicos, estéticos, de calidad, pero si no hay un profesional que guie y vaya acomodando ese proyecto a las personas a las que va dirigido el resultado nunca es satisfactorio y estará sujeto siempre a soluciones mediocres.
En una ocasión estuve en una residencia recién construida donde los espejos de los cuartos de baño estaban empotrados en la pared a una altura que no permitía que una persona en silla de ruedas, o sentada, pudiera mirarse en él. Puedo asegurar que pasó la inspección sin ninguna objeción. Como se obligaba a que los enchufes estuvieran fuera del cuarto de baño, la persona mayor que quería afeitarse tenía que, o bien poner un alargador, o afeitarse dentro de la habitación con un espejo pequeño. Nadie había previsto las distancias de esos enchufes. Estoy hablando de cuestiones que saltan a la vista nada más verlas.
Con el mobiliario ocurre lo mismo. En nuestro centro se adquirieron, antes de llegar yo, unos sillones con ruedas que el proveedor vendió como signo de modernidad y adelanto. La realidad nos demostró en muy poco tiempo que son sillones muy pesados para mover, no son nada cómodos para el anciano y en algunos casos han resultado perjudiciales.
Podríamos también hablar de la ubicación de almacenes, lavandería y otras estancias a las que no se les da importancia. Podríamos hablar de la luz natural tan necesaria para personas institucionalizadas. ¡Podríamos hablar de tantas cosas!
Mi recomendación es que cuando alguien se lance a iniciar un proyecto cuente siempre con el asesoramiento de un profesional en activo, no vale un profesional teórico, tiene que ser alguien que esté trabajando a diario, al que se le escuche. El resultado siempre será ventajoso para todos. No habrá que reformar posteriormente lo que no se tuvo en cuenta al principio,con el consiguiente coste económico. los trabajadores realizarán su cometido de forma correcta y los mayores ganarán siempre.

miércoles, 16 de febrero de 2011

La formación continua en las gerocultoras

Uno de mis caballos de batalla (tengo muchos, a este paso pondré una cuadra) es el tema de la formación del personal de atención directa. Cuando llegué a la residencia, hace seis años había algunas trabajadoras que a tenor de lo que la mala ley exigía sólo tenían un cursillito. En algunos casos incluso era imposible que pudieran formarse más, debido a sus limitaciones intelectuales y sociales y tuvieron que optar por otro tipo de trabajo. Con el paso del tiempo las personas que no poseían la formación profesional precisa, pero que estaban suficientemente capacitadas para ello, han ido formándose y están a las puertas de obtener sus certificados de profesionalidad que toda persona debe poseer para trabajar en este medio en el año 2013. Han hecho muchos cursos, unos presenciales, otros a distancia y algunos que yo misma les he dado.
La formación profesional es el conjunto de estudios y aprendizajes que tienen como misión la inserción, reinserción y actualización laboral. Su objetivo siempre será el aumento y adecuación del conocimiento y las habilidades de los trabajadores a lo largo de toda su vida. Dentro de esta formación profesional distinguimos entre:
• La especifica o inicial que va dirigida a los estudiantes que deciden comenzar en el mundo laboral
• Formación profesional ocupacional orientada a los desempleados que necesitan una nueva inserción en el mundo del trabajo
• Formación profesional continua para los trabajadores en activo que quieren o necesitan adquirir mayores competencias. Es una actualización permanente de las capacidades del trabajador que aumenta su grado de empleabilidad.
Una de los aspectos que a ellas y a mí nos ha llamado la atención es el personal que imparte los cursos a los que han asistido. Es muy raro, por no decir que casi imposible, que hayan tenido cursos impartidos por profesionales que viven el día a día de un centro. Unas veces han sido clases teóricas buenas, otras regulares y las menos veces algo flojas pero siempre me han expresado su decepción al comprobar que sus profesores no tenían mucha idea de la rutina de trabajo que ellas realizan. Venían contentas por el intercambio de opiniones que tenían con otros trabajadores de otros centros y en muchas ocasiones orgullosas de constatar que ellas sabían hacerlo sino mejor, que también, igual que compañeras de residencias mayores a la nuestra.
La formación continua tiene que estar adaptada totalmente al medio en el que se va a desarrollar y eso quien mejor lo puede llevar a cabo es el profesional que trabaja in situ, no el que sólo se dedica a impartir formación. No es lo mismo explicar y aplicar el aseo y baño de una persona mayor hospitalizada que la de una persona en residencia, los tiempos, los medios, etc. son distintos. Su formación continua se convierte entonces en formación específica de la que ya van sobradas.

martes, 15 de febrero de 2011

Al que Dios no le da hijos, el diablo le da sobrinos

Eso dice el refrán, en algunos casos yo añado que hay hijos que además de padres tienen tíos. Hoy les dije a las auxiliares que me fueran diciendo los nombres de los residentes con comportamientos más peculiares, con o sin demencia. Cuando terminaron de enumerarlos les pregunté que tenían en común, se quedaron pensando y se dieron cuenta que todos los que habían nombrado eran solteros o solteras sin hijos. Cuando las personas mayores ingresan en una residencia, en algunos casos, tienen momentos malos y tiranos con la familia y con el centro, piensan que no se les quiere y que por eso están allí, se rebelan, se enfadan, y cogen alguna que otra rabieta como si de niños pequeños se tratara. Sin embargo si se tienen hijos, estos hijos ponen el punto de discusión y el de concordia actuando eficazmente como mediadores. No ocurre esto cuando la persona mayor no ha tenido hijos, suele ser una persona acostumbrada a estar sola, a hacer con su vida todo sin consultar con nadie y a que nadie le diga lo que está bien o mal. Para los sobrinos cuidar de sus tíos es complicado y tenso, tienen que ponerse de acuerdo en las decisiones hacia ellos perteneciendo incluso a núcleos familiares distintos, y al mismo tiempo hacerle entender que todo está hecho en su beneficio y con todo el cariño. Sin embargo ellos no aceptan las normas, recurren con mucha frecuencia al chantaje emocional, a pregonar que no tienen a nadie en el mundo y que los sobrinos no les quieren. Esa soledad diaria en la que han vivido les hace mucho más intransigentes y menos flexibles en cualquier situación. Uno de los problemas que padeceremos todos según vamos siendo mayores, es la agudización de nuestras manías y nuestros hábitos. Según pasen los años seremos más maniáticos y obsesivos. Los psicólogos que han estudiado este tema afirman que son determinantes la edad y el lugar que se ocupa en la sociedad. La convivencia obliga a la flexibilidad y a ceder frente a los demás, por esta razón las personas que viven solas tienen unos hábitos de vida mucho más rigurosos. Si a esto sumamos la edad y la falta de un vínculo familiar potente y directo nos encontramos con mucha frecuencia con comportamientos atípicos y complejos, muy difíciles de contemporizar con el comportamiento del resto de los residentes.

miércoles, 19 de enero de 2011

Los mayores también escriben

El 23 de septiembre de 2010 en el post titulado "Aprendiendo desde su voz" hablé de Laurentino, el padre de mi amiga Begoña y de la nueva vida que había decidido comenzar en una residencia. El pasado domingo comí con ellos y me estuvo contando su día a día. Está contento, satisfecho, tiene muy buen aspecto y lo más importante es que es feliz con su situación actual. Me dió una poesía, tal como me había prometido en su día, que había escrito sobre el centro en el que está. Hay que leerla despacio, pensando que está escrita por un hombre de 92 años, al que le gusta mucho escribir y que expresa en ella todo lo que ve en la residencia donde vive. Espero que me de más textos suyos para compartirlos aquí, es todo un lujo.


LA RESIDENCIA.
I.
Florecitas ayer,
hoy abuelas ya son.
Allí están muy orgullosas,
tan dulces y cariñosas.
Con andador van algunas,
otras con silla de ruedas,
muy alegres y dichosas.
Muchas son las que allí quedan
en donde están recogidas.
Y por todas protegidas
en la hermosa residencia.
Ahora dulces jovencitas
por él día están cuidando.
A los hombres y mujeres
les duchan si ellos no pueden;
descalzan, visten y acuestan
vigilan tengan buen sueño.
Si es necesario consuelan.
¡Benditas las residencias!
¿Dónde está la juventud?
aquella que se fue acabando.
Aquella que alegremente
se van quemando los años
en juergas o algarabías,
o que vamos consumiendo.
el tesoro de la vida.
Ya inútil brazos y piernas,
hay que buscar residencia.
Que ahí mejoren su estado,
los muchos años vividos.
acabados en el tajo,
en talleres y oficinas.
¿En dónde encontrar amparo?
- En un lugar a propósito.
Búscalos que hay unos cuantos.
Dejemos la adolescencia,
pensemos en el mañana,
no siempre se tiene gana,
de buscar donde bailar.
Buena edad pronta se va,
ya la vejez está ahí,
hoy te ayudaré a ti
¿Mañana donde yo iré?
Hoy te puedo asegurar
lo que es para un potentado:
caso de que tenga duda
- ¿Dónde meto este lisiado?
que un accidente sufrió.
Más para él es muy fácil,
con dinero Don le llaman
pero al que está en la calle,
la sociedad abandona
si Barcelona es bona.
¿Por qué no da muestras ya?
La Solidaridad venga.
Como Jesús nos enseña
ayuda al que no tiene
si perdemos la salud,
la del cuerpo y la del alma.
Sólo nos queda la vida,
y hay quien la pierde enseguida,
sin llegar a disfrutarla.
En la senectud pensemos:
¿Se andará en silla de ruedas?
Piénsalo bien mientras puedas,
nadie la quiere comprar.
Me enseñan la residencia
la construcción es muy bella.
Al verla no te da pena.
Trabajaron a conciencia
pusieron toda su ciencia
en centro para mayores.
Al final me decidí
y voy al lugar adecuado
muy alegre y confiado,
llevo lo necesitado.
La residencia elegí.
Permítanme que de gracias,
a quienes ponen sus fondos
para construir residencias
teniendo buena conciencia
y sus bolsillos muy hondos.
Como el gorrión de mi casa
en ella hago mi nido.
A la vida más no pido
que entretenido esté aquí.
Ahora soy usufructuario
con derechos vitalicios,
ya no tengo, pues, más vicios
por ser un buen hombre ario.
Si van a usar instrumentos,
aquellos con varios males
cogen sin duda pedales,
y, a correr con mucha gracia.
Varios van a paralelas,
allí mejorando van.
Si precisas los masajes,
fuera sean ya los trajes
la manga o la pernera,
Masaje en brazo o pierna.
Terapia con frotamientos,
impiden los malos vientos
con sus manitas de ángel.
Fisioterapia muy buena.
¿Y las fisioterapeutas?
Todas con buenas manos
para el cuello retorcer.
A veces el cuello suena.
Las vértebras con las venas,
hace días que a una dije:
¿Yo tengo cara de pollo?
No pensaba fuera un rollo.
- Pues hoy parece gallina,
que a mi abuela yo le he visto
con gallina hacer buen pisto,
y su cuello retorció.
Tienen buena maestría.
Y así demuestran tener.
Que pronto van a poner
con estupenda pericia,
a quienes lo necesitan,
el instrumento adecuado:
piscina climatizada.
La cama que da masajes;
pedales; los infrarrojos
los músculos dejan flojos,
El que está con Parkinson
le gusta la cama de agua,
da masajes en la espalda
por lo visto sienta bien.
Van a recibir corrientes
los que el médico indica
así tal a ultrasonidos;
a la magneto terapia
van con fe los indicados.
Como a presoterapia
y otros cuantos instrumentos
Desconocidos por mí.
Espaldera; escalera
de dedos; rueda de hombros;
parafina; escalara,
con su rampa;
conclusión, esto es,
mejor que hotel cinco estrellas.
No busques cosa distinta,
que no lo vas a encontrar.
La medicina es muy buena,
los médicos y enfermeras
están prontos a tu vera
para hacerte caminar.
No dudes y vete ya.
Elije la que convenga.
diversiones y no males,
en el centro de mayores.
Olvidamos los dolores,
con el cine y manuales.
Con buenos televisores,
no quedamos sin partido,
Surgidos del cielo dones,
nos dan por haber sufrido.
La tele desde la cama,
más cine verás si quieres.
La tele es un modelo.
Por ver artista de más fama.
Las puertas están abiertas.
a gusto me quedo dentro.
Salgo si quiero o entro.
Nadie me cierra las puertas.
No sé cuanto he de durar
metido en este tinglado.
De hablar de las residencias.
frente a tantas conciencias
que moleste lo versado.
Hablemos de directores
que dan el cuero y el alma,
en mantener siempre en calma
a quienes sufren dolores.
Jóvenes en recepción
reciben muy satisfechas
a quienes entrar desean
anotando día y fechas,
informando al director.
Muchachos y jovencitas
que vigilan noche y día
si estás durmiendo o no,
si te encuentras bien o mal.
Y tomando las medidas
precisas de cada caso.
Si te embarga el sentimiento,
por dolor de los demás.
este ¡Amigo mío! No es
tu lugar más adecuado.
Yo no he podido aguantar,
de mi mujer el recuerdo,
que hace un año la perdí.
La muerte se la llevó.
Como inútil no me encuentro,
creo que puedo ayudar.
No espero premios de nadie.
Con estar muy satisfecho,
Me considero pagado.
Quiero recordar si puedo,
el bar de la residencia.
Y tendré mucha paciencia
en no producir enredo.
Allí hay dos televisores
con emisiones de pago.
Yo no he visto ningún mago
que enrede las emisiones.
Pueden jugar en parejas,
al dominó y a las cartas.
Collares hay quien ensarta.
Y otros ven a jugadores.
También tienen buen jardín,
corretean por allí.
Charlando y tomando el sol
VALE
Salamanca 10 diciembre 2010.
Laurentino Fernández Blanco

martes, 18 de enero de 2011

El caso de Olot

Con que mal cuerpo me acosté ayer. Estuve viendo un reportaje de Antena 3 sobre el caso del celador que en un centro geriátrico de Olot acabó con la vida de varios ancianos, supuestamente para que no sufrieran. Muchos son los interrogantes que me surgen, muchos. No sólo el de que el médico que firmaba el certificado de defunción no viera nada sospechoso (se apunta a que en algunos casos firmaba sin ver el cadáver), pero ¿y el personal auxiliar? Estuve imaginando que a nosotros nos ocurriera algo similar y llegué a la conclusión que un caso se nos podía dar, uno, pero no dos. Siempre estamos expuestos a convivir en nuestra vida diaria y laboral con personas que todos llamaríamos “raras” y pocos se atreverían a calificarlas como personas no cuerdas. En mi centro vamos a imaginar que ocurre algo de este tipo, estoy segura que alguien comentaría esas marcas en la cara, un olor no normal o ese sufrimiento al morir, estoy totalmente segura de eso. Puede que se nos pasara la primera vez pensar en algo más retorcido pero si se repitiera una segunda vez, pongo la mano en el fuego sin temor a quemarme, que nos haría saltar todas las alarmas y que es imposible que nos calláramos todos pensando en la casualidad.
Soy contraria a tener a las personas mayores encamadas, es algo que considero que empeora su calidad de vida o que hace solitario y triste su final. He visitado centros donde hay muchas personas recluidas en sus habitaciones, encamadas, sin tener ni siquiera la capacidad de poder avisar si necesitan algo, esperando su muerte. En nuestro Centro sólo les dejamos en la cama si están agonizando, los estímulos que reciben estando levantados son totalmente beneficiosos incluso para su final. Trabajando de este modo también aseguramos que nadie se olvida de ellos, aunque sea involuntariamente, todo el mundo ve cuándo y cómo come, cuándo protesta, el personal es testigo de todo. Cuando alguna gerocultora hace algo de manera incorrecta, yo suelo emplear siempre la misma frase: “tan culpable es la persona que lo hace como la que lo consiente sin decir nada”, para que en nuestro medio ocurriera algo como lo de Olot se necesitaría el consenso de varias personas y eso lo hace inviable.

martes, 11 de enero de 2011

La crisis y las personas mayores

Comenzó un año nuevo, un año marcado por la crisis y una crisis que se va recrudeciendo para todos. Tan sólo llevamos once días del 2011 y me ha sorprendido escuchar en varios círculos de gente distintos y distantes un mismo argumento. ¿Por qué dar ayudas a las personas mayores? ¿Por qué gastar dinero y recursos en su salud y su situación social? Hay que ayudar a la gente joven, seguir con el cheque-bebé, aumentar el tiempo en las prestaciones del paro y así una larga lista de reclamaciones a favor de la juventud y en contra de los ancianos. Me parece muy injusto el planteamiento. Soy madre de dos jóvenes, una de ellas comenzando su andadura laboral y otra estudiando aún, sin ningún tipo de ayudas. Lo siento pero creo que las personas mayores deben ser protegidas. La generación de octogenarios actual es una generación que pasó privaciones, una guerra civil, muchos de ellos no conocieron algunas de las comodidades imprescindibles hoy en día, hasta que no fueron cincuentones. Trabajaron mucho y gastaron bien poco y aún así no lograron tener lo suficiente para poder vivir su vejez sin sobresaltos. La crisis no debe nunca servir para enfrentar colectivos pero sobre todo tenemos que pensar que a ancianos vamos o van a llegar, una mayoría de las personas que hoy creen que no merece la pena gastar recursos en este colectivo.